Ágora 2.0

Blog del alumnado de Filosofia de la Universidad de Zaragoza

Responsabilidad ética

Posted by Arman García (Administrador) en 1 noviembre 2009

Dejo para debate un extracto de mi monográfico: «El Silencio en las obras de Simone Weil y Gayatri Spivak« entregado para la Asignatura de Teorías filosóficas de la Ciudadanía. Curso: 2008-2009. Cuatrimestre: 2º

Palabras clave: acción politica, espacio discursivo, responsabilidad ética, representación política, subalterno, silencio.

3. Responsabilidad ética.

«Responsible: this word generally qualifies – in a prosaic bourgeois manner – a mature lucid, conscientious man, who acts with circumspection, who takes into account all elements of a given situation, calculates and decides. The word ‘responsible’ qualifies the man of action. … My responsibility for the Other presupposes an overturning such that it can only be marked by a change in the status of ‘me,’ a change in time and perhaps in language.« Maurice Blanchot[1]

“Los desgraciados sólo tienen necesidad en este mundo de hombres capaces de prestarles atención” escribió Simone Weil en el Enraizamiento y es esa enorme calidad humana de sus escritos la que en mi opinión sigue presente en la noción de responsabilidad ética de Gayatri Chakravorty Spivak; una pensadora polémica quién desde el marxismo[2], el deconstruccionismo[3] y el feminismo ha contribuido decisivamente a los estudios post-coloniales y al así llamado giro ético del pensamiento contemporáneo[4].

En concreto, conviene comenzar hablando sobre su concepción del subalterno, un término presente en los «Escritos de Prisión« de Gramsci para referirse al campesinado de sur de Italia que no tenía consciencia de clase y estaba por ello expuesto a la hegemonía cultural del Estado[5] y tomado por los Subaltern Studies Group hindúes para referirse a la figura del colonizado.

No obstante, mientras que los Subaltern Studies pretendían recuperar la voz del subalterno, ahogada por un nacionalismo anti-colonial del Tercer Mundo que había adquirido un carácter distinctivamente burgués y seguía reproduciendo los esquemas socio-políticos de los gobiernos coloniales, Spivak, en abierta confrontación con esa labor de recuperación, concibe al subalterno como una ausencia y un silencio ¡irrecuperables! en tanto que ya de entrada sometidos a una violencia epistémica que anula el espacio desde el que pueda hablar.

Es desde esta premisa, desde una concepción dialógica del habla que tiene Spivak, que se ha de entender su polémica afirmación de que «el subalterno no puede hablar«[6]. Pues si para ella la comunicación es esencialmente una transacción entre un hablante y un oyente[7], el subalterno no puede hablar en el sentido de que su habla no existe en un espacio discursivo y por ello no alcanza el nivel discursivo de enunciación. Aun cuando el subalterno intenta un acto de auto-representación, ese acto no es oído puesto que el poder no lo puede oír; ese acto de hablar del subalterno ni siquiera está contemplado por las estructuras institucionales de representación.

Lo que es más, para Spivak, el hecho mismo de ser subalterno, lo que constituye su misma esencia es ese implícito «not-being-able-to-make-speech-acts»[8]. De ahí que el pretender re-presentar al subalterno (el objetivo de la labor historiográfica de los Subaltern Studies) supone tanto borrar su singularidad heterogénea considerándolo una masa homogénea como negarle del todo el acceso al espacio discursivo y condenarlo al silencio[9].

En efecto, en la benevolente pretensión tanto de las élites intelectuales nativas como de los intelectuales occidentales radicales de dar voz a los oprimidos del Tercer Mundo se corre siempre el peligro de silenciarlos pues lo único que se hace es apropiarse de su voz, experiencia y vida.

Así, en su fundamental ensayo «¿Puede el subalterno hablar?«, Spivak señala la «posibilidad de que el intelectual sea cómplice en la persistente constitución del Otro como la sombra del Yo«[10] y crítica duramente la lectura indiferenciada que realizan tanto Foucault como Deleuze de la pareja de conceptos vertreten y darstellen en el «Dieciocho de Brumario de Luis Bonaparte« de Marx (pues Marx usa los dos conceptos de forma separada y restrictiva, a saber, vertreten como re-presentación política y darstellen como representación estética y siendo que la representación estética, al contrario que la política, privilegia su status de re-presentación de lo real[11]).

El efecto fundamental de esta confusión en la que incurren Foucault y Deleuze en su conversación es que se tuercen el pie[12] al no percatarse, a diferencia de Marx, de que el proceso estético de representación de un grupo como sujeto político coherente está subordinada a la voz de un representante político que habla en su nombre. Esto tiene la consecuencia de que la descripción estética, que pretende representar simbólicamente al subalterno como sujeto político coherente, es tomada como expresión transparente de sus intereses[13].

O dicho de manera más llana, en la medida en que Foucault y Deleuze no cuestionan su propio papel de intelectuales inmersos en un sistema global de explotación, el modelo teórico que elaboran, recae ¡paradójicamente! en una especie de esencialismo subjetivo y sólo contribuye a perpetuar el silencio del Otro (más aún si ese Otro es no europeo)[14].

Más específicamente, Spivak aduce que la vida diaría del subalterno es tan variada, compleja y a-sistemática que escapa de la capacidad representativa del vocabulario técnico de la teoría crítica occidental[15]. De ahí que Spivak abogue por rehuir la tentación de representar a las minorías oprimidas mediante un discurso nítido que tradicionalmente les ha denegado su voz y su agencia[16].

Como se ha visto en el apartado anterior, en su relación con la política, Simone Weil afirma algo parecido pues « a los desgraciados no se les escucha. Están en el estado en el que se encontraría alguien a quién se le hubiera cortado la lengua y hubiera olvidado momentáneamente su lesión. Sus labios se agitan y ningún sonido llega a nuestros oídos. De ellos mismos se apodera rápidamente la impotencia en el uso del lenguaje, a causa de la certeza de no ser oídos«[17]

Ante esto, ante la incapacidad del subalterno para hablar, la propuesta de Spivak es la exigencia ética de habilitarle al Otro un espacio discursivo en el que pueda enunciar. Esta exigencia se ha definido como responsabilidad ética por referencia al concepto de responsabilidad/respuestabilidad de Bakhtin[18] y en tanto que el acto de responder al otro es a la vez reconocimiento de una responsabilidad para con el otro o dicho de otra manera: la relación ideal con el Otro es un «abrazo, un acto de amor«[19], un acto de atención.

En suma, la propuesta ética de Spivak se resumen en el hecho de que en vez de hablar por el subalterno hay que aprender a hablarle al subalterno, hay que escucharle aunque para ello, haya que callar primero[20].

Callar en el sentido de no homogeneizar al subalterno, de concederle cierta singularidad ética, permanecer abierto (atento en terminología de Weil) e intentar no recrearlo según nuestras categorías o de aplicarles ciertas «master words«[21] como colonizado, oprimido u obrero que en última instancia, y si bien logran otorgarle al Otro una identidad política coherente a partir de la cual poder articular demandas, no dicen nada de su realidad, vida y necesidades.

De ahí también, el uso del término subalterno en tanto que no requiere de excesiva disciplina teórica[22] y el cual, a fin de cuentas designa, al igual que el término desdichado en Simone Weil, a aquellos que sufren sobre sí mism os todo el peso cosificador de la fuerza.

Al respecto, ha declarado Spivak (la negrita es mía): «Como he dicho varias veces, el subalterno no puede realizar actos de habla que refrenden su discurso. Pero, si ahora tuviera que dar una definición sintética de la palabra subalterno diría que se trata de una situación en la que alguien está apartado de cualquier línea de movilidad social. Diría, asimismo, que la subalternidad constituye un espacio de diferencia no homogéneo, que no es generalizable, que no configura una posición de identidad, lo cual hace imposible la formación de una base de acción política. La mujer, el hombre, los niños que permanecen en ciertos países africanos, que ni siquiera pueden pensar en atravesar el mar para llegar a Europa, condenados a muerte por falta de alimentos y medicinas, esos son los subalternos.«[23]

4. Conclusión.

El peligro evidente de que lo anteriormente expuesto se interprete como una propuesta naïf y banal de sustituir el discurso por el silencio, hace necesario precisar que todo silencio (y toda escucha) han de ser subversivos en el sentido de crear las condiciones favorables para que lo no dicho emerja.

Este tipo de resistencia pasa por rechazar los modos tradicionales y logocéntricos de resistencia, basados en la presunción de que el poder y el habla son opuestos y por ello, que el acceso al habla supone una emancipación y liberación de la voz de los oprimidos de las garras del poder.

Y se ha de rechazar este modo de resistencia en la medida en la que ignora que el poder y el habla están esencialmente entrelazados y como ha demostrado Spivak, el tomar palabra en representación del otro siempre limita con silenciar a ese otro.

Frente a esta dinámica la única resistencia eficiente es trazar los silencios del discurso hegémonico[24] y hacer transparente la violencia de ese discurso. De algún modo se articula una especie de imposibilidad y necesidad del silencio que deje al desnudo la relación intersubjetiva, depurándola de todo discurso (de esas palabras con mayúsculas denostadas por Simone Weil).

Por ello, a modo de conclusión, y ya que la estructura del monográfico exige una conclusión, creo que el valor último del silencio reside en mostrar la relación humana en su primacía tal y como la refiere Blanchot cuando, comentando el libro L’Espèce humaine de Rober Antelm (ambientada en las condiciones extremas de un campo de concentración nazi) escribe:

«So now we understand this reserved speech of autrui; a speech unheard, inexpressible, nevertheless unceasing, silently affirming that where all relations is lacking there yet subsists, the already begins, the human relation in its primacy«[25]


[1] BLANCHOT, MAURICE, Writing of the disaster, citado en: HAASE, ULLRICH y LARGE, WILLIAM, Maurice Blanchot, Routledge, London, 2001, pág. 77

 

[2] Su relectura de Marx en clave deconstruccionista le volvió a situar como referente fundamental para la crítica del capitalismo desde el enfoque del pos-colonialismo y de la globalización (véase SPIVAK, GAYATRI, « Scattered Speculations on the Question of Value«, versión online disponible en: http://theoria.ca/theoria/files/ScatteredSpeculations.pdf )

[3] En los años 70 introdujo el pensamiento de Derrida en la academia norte-americana traduciendo y prologando su «De Gramotología«.

[4] Definido como reivindicación de la concreción del individuo contra la manera clásica de hacer teoría a partir de la generalización. en D’AGOSTINI, FRANCA, Analíticos y continentales, Madrid, Cátedra, 2009 págs. 218-220.

[5] Si bien se piensa que Gramsci usó el término subalterno en vez de otros como proletariado para eludir la censura, cabe la posibilidad de que se trate de una innovación teórica respecto de la concepción marxista clásica del proletariado como unidad teórica coherente y potencialmente revolucionaria (tal y como lo afirman los teóricos de los Subaltern Studies).

[6] SPIVAK, GAYATRI CHAKRAVORTY; «¿Puede el subalterno hablar?«; Revista Colombiana de Antropología; numero 39, 2003, pág. 362 (consultada versión online del artículo disponible en: http://caosmosis.acracia.net/?p=608 )

[7] SPIVAK, GAYATRI CHAKRAVORTY, DONNA LANDRY, GERALD M. MACLEAN (eds); «The Spivak reader: selected works of Gayatri Chakravorty Spivak«; ed. Routledge, Nueva York, 1996; pág. 289

[8] Ibid. pág. 290

[9] SEGARRA, MARTA; «Más allá del poscolonialismo. Contra la subalternidad« en: Culturas. La Vanguardia. 01/03/2006 (consultada versión online disponible en: http://caosmosis.acracia.net/?p=583).

[10] «¿Puede el subalterno hablar?«; op. cit. pág 316.

[11] Para una argumentación más detallada véase: ibid. págs 309-317

[12] Me refiero a la expresión hecha alemana: Sich das Fuss vertreten (y perdónese el chiste malo).

[13] SPIVAK, GAYATRI CHAKRAVORTY, DONNA LANDRY, GERALD M. MACLEAN (EDS); «The Spivak reader: selected works of Gayatri Chakravorty Spivak«; op. cit, págs. 57-58.

[14] Para un tratamiento más detallado de este punto en Spivak, véase:

ZAPATA, CLAUDIA; Michel Foucault, los intelectuales y la representación. A propósito de los intelectuales indígenas. Cyber Humanitatis; nº 35. versión online disponible en:

http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/texto_sub_simple2/0,1257,PRID%253D16159%2526SCID%253D16162%2526ISID%253D576,00.html

[15] Más aún, Spivak pone en cuestión, a través de Derrida, la transparencia de la relación del lenguaje con el mundo y cómo esa transparencia presupuesta le ha servido al colonialismo para representar las colonias como un objeto estable de estudio y conocimiento.

[16] Al respecto, Spivak tampoco ha dejado de reconocer la postura paradójica del intelectual del Tercer Mundo que viviendo en la metrópoli, encabeza las reivindicaciones de las minorías.

[17] WEIL, SIMONE, Escritos de Londres y últimas cartas, op. cit. págs. 34-35.

[18] En el idioma ruso, responsabilidad y respuestabilidad se escriben igual: ответственность.

[19] SPIVAK, GAYATRI CHAKRAVORTY, DONNA LANDRY, GERALD M. MACLEAN (eds); «The Spivak reader: selected works of Gayatri Chakravorty Spivak«; op. cit. pág. 216

[20] Weil afirmar al respecto: «Escuchar a alguien es ponerse en su lugar mientras habla. Ponerse en el lugar de un ser cuya alma está mutilada por la desgracia o en peligro inminente de serlo es anonadar la propia alma« ( en WEIL, SIMONE, Escritos de Londres y últimas cartas, op. cit. pág. 34)

[21] Las «palabras con mayúscula« de Simone Weil antes citadas, u hoy en día, «las palabras de larga duración de nuestro léxico político« de Esposito (en, ESPOSITO, ROBERTO, Las categorías de lo impolítico, op. cit. pág. 8)

[22] «That word [subaltern], used under duress, has been transformed into the description of everything that doesn’t fall under strict class analysis. I like that, because it has no theoretical rigor.« SPIVAK, GAYATRI. Citado en: MORTON, STEPHEN, Gayatri Chakravorty Spivak, Routledge, Nueva York, 2003, pág. 46.

[23] Spivak, Gayatri; Entrevista concedida a La Vanguardia, 01.03.2006.

[24] Así, Judith Butler señala (Cuerpos que importan, op. cit.) como el lesbianismo está ausente de los aparatos represivos de las normas culturales hegemónicas. Mientras la homosexualidad es demonizada por el discurso heterosexual, el lesbianismo, y por lo tanto el cuerpo de mujer ni siquiera es considerado capaz de autonomía sexual fuera del ámbito de la heterosexualidad.

[25] BLANCHOT, MAURICE, The Blanchot Reader, Routledge, pág. 241.

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